Complicaciones de un embarazo de alto riesgo
Si el embarazo está bien controlado y se siguen las recomendaciones del médico no deben de surgir complicaciones. Sin embargo, hay que saber que la segunda causa de muerte materna son los problemas relacionados con el embarazo y el parto. La principal causa de mortalidad del bebé son las malformaciones y la prematuridad.
A continuación describimos los principales factores de riesgo asociados a un embarazo de alto riesgo y las complicaciones derivadas de los mismos:
- Edad menos de 15 años: preeclampsia, eclampsia y bebés de bajo peso.
- Peso menos de 45 kg: bebés de bajo peso.
- Edad mayor de 35 años: presión arterial elevada (hipertensión, preeclampsia, eclampsia), diabetes, miomas en el útero y dificultades en el parto.
- Tres abortos o más en los tres primeros meses de embarazo: 35% de posibilidades de tener otro, mayor riesgo de aborto precoz si la madre es diabética. También hay mayor riesgo de aborto si la mujer ha tenido un feto muerto entre el 4º y el 8º mes de embarazo, o si tuvo un parto prematuro en una gestación anterior. Cuantos más partos prematuros haya tenido, mayor es el riesgo de que esto se vuelva a producir en los embarazos siguientes. Haber tenido un bebé con un peso menor de 1,5kg, incrementa un 50% las posibilidades de que el próximo parto sea pretérmino.
- Una mujer que ha tenido una preeclampsia o eclampsia tiene mayor riesgo de presentarla de nuevo, sobre todo si sufre hipertensión cuando no está embarazada. Si se diagnostica la hipertensión por primera vez durante la gestación, el médico puede tener dificultades en determinar si la causa es el embarazo u otro problema, pero se debe instaurar pronto un tratamiento y seguimiento.
- Un hijo previo con retraso del crecimiento intrauterino, favorece que esto vuelva a suceder con el siguiente.
- Un bebé que pese más de 4,5 kg al nacer indica que la madre podría tener diabetes.
- Gestantes multíparas (varios partos): tienen mayores probabilidades de parto prematuro, hemorragia al parto, parto precipitado, placenta previa (situada próxima al cuello del útero), o en el espesor de la pared del útero.
- Un hijo previo con enfermedad hemolítica por incompatibilidad de Rh: el siguiente corre también el riesgo de nacer con la enfermedad, y en este caso su gravedad será mayor.
- Útero bicorne o un cuello uterino débil: aborto tardío (Entre el 4ºy el 6º mes).
- Los miomas (formaciones benignas) del útero: parto prematuro, colocación del bebé no en cefálica, dificultades durante el parto, impedir el parto vaginal, y provocar que la placenta se sitúe de forma anormal y abortos reiterados.
- Retraso mental u otros trastornos hereditarios en la familia de alguno de los progenitores aumentan las posibilidades de que el nuevo bebé tenga la misma enfermedad. La propensión a tener gemelos también tiene componente hereditario.
- Teratógenos (factores que pueden provocar malformaciones en el bebé, complicaciones médicas o del embarazo): radiación, sustancias químicas, fármacos e infecciones.
- Fármacos: alcohol, fenitoína, bloqueantes del ácido fólico (triamtereno, trimetoprim), sales de litio, estreptomicina, tetraciclinas, warfarina, etcétera.
- Infecciones: herpes simple, hepatitis vírica B y C parotiditis, rubéola, varicela, sífilis, listeriosis, toxoplasmosis, virus coxsackie, citomegalovirus
- Tabaco: reducción del peso del bebé (menor peso cuanto mayor sea la madre y más fume), problemas con la placenta, rotura prematura de membranas, parto prematuro, infecciones uterinas (endometritis), malformaciones en el bebé, síndrome de muerte súbita del lactante, y deficiencias en el crecimiento, desarrollo cognitivo, o comportamiento del niño.
- Alcohol: el síndrome alcohólico fetal tiene una incidencia de 2,2 por cada 1.000 bebés nacidos vivos, y causa un retardo del crecimiento anterior o posterior al parto, malformaciones faciales, cabeza pequeña y retraso mental con desarrollo anormal de la conducta (autismo, hiperactividad con déficit de atención…). El riesgo de aborto espontáneo casi se duplica, así como el de otras malformaciones al nacimiento.
- Drogas y consumo de sustancias tóxicas: anemia, infecciones: de la sangre, en las válvulas cardíacas, vasculares o colecciones cutáneas (abscesos) en zonas de inyección, hepatitis B o C, pulmonares (neumonía), tétanos, enfermedades de transmisión sexual (incluido el sida-VIH). Los bebés nacidos de mujeres con estos hábitos tienen un riesgo incrementado de desarrollar infecciones transmitidas por la madre, y de nacer con bajo peso y prematuramente. La marihuana produce alteraciones de comportamiento en los bebés. La cocaína provoca malformaciones en huesos, estrechamiento anormal de algunos segmentos del intestino, trastornos del comportamiento (hiperactividad, temblores incontrolables, y graves trastornos del aprendizaje), crisis de hipertensión en el embarazo, desprendimiento prematuro de placenta o muerte intrauterina del bebé. Entre las mujeres que consumen cocaína durante la gestación, aproximadamente una de cada tres tiene un parto prematuro, una de cada cinco un bebé con retraso del crecimiento, y el 15% presenta un desprendimiento precoz de la placenta. Los riesgos citados persisten si se abandona el consumo de cocaína tras el primer trimestre del embarazo, aunque serán menores y lo más probable es que el crecimiento del feto sea normal.
- Infección de vías urinarias (ITU/pielonefritis) o infecciones bacterianas vaginales durante el embarazo se asocian a parto prematuro y rotura prematura de membranas.
- Fiebre (temperatura superior a los 39ºC) en el primer trimestre del embarazo aumenta la posibilidad de aborto espontáneo, y de que el bebé sufra anomalías en el sistema nervioso o malformaciones. Presentar fiebre al final del embarazo incrementa el riesgo de parto prematuro.
- La cirugía de urgencia durante el embarazo aumenta el riesgo de un parto prematuro y teratogenicidad. Muchas patologías, como la apendicitis, una obstrucción intestinal, o una litiasis biliar resultan difíciles de diagnosticar a consecuencia de los cambios en el abdomen durante la gestación, por lo que se pueden detectar en fases avanzadas y esto aumenta las complicaciones en su tratamiento.
Cuidados de la embarazada en un embarazo de alto riesgo
Cuando una mujer tiene un embarazo de alto riesgo es conveniente que adopte una serie de medidas para prevenir las complicaciones en la medida de lo posible.
Aquí tienes algunos consejos sobre los cuidados a seguir por una embarazada en una gestación de alto riesgo:
Suplementación farmacológica con ácido fólico, yodo y otras vitaminas entre las 4 semanas anteriores y las 12 semanas tras la concepción (aunque puede prolongarse).
Una revisión previa a la gestación puede minimizar el riesgo, ya que en casos de malos antecedentes obstétricos pueden ser necesarias pruebas específicas como: estudios genéticos, pruebas de coagulación y grupo sanguíneo, estudio hormonal e inmunitario, o detección de anomalías en el aparato ginecológico, de manera que la mujer pueda ser tratada de forma adecuada antes de recomendar un nuevo embarazo.
Un buen cuidado prenatal puede ayudar a detectar las complicaciones y tratarlas adecuadamente. Es importante que no faltes a ninguna de las visitas concertadas con el médico, incluso si te encuentras bien, pues pueden surgir problemas nuevos.
Es recomendable la atención en centros especializados en medicina materno-fetal o perinatal.
Intentar llevar una dieta equilibrada durante el embarazo.
Evita tomar alcohol, fumar (también evitar ambientes con humo) y otras drogas, fármacos o tóxicos con potencial teratogénico.
Limitar la actividad física excesiva (reposo sí, pero no en exceso) y el estrés.
Adaptarse a la situación de “alto riesgo”, seguir escrupulosamente las instrucciones del médico, y solicitar apoyo en caso de necesitarlo.
Prevención del embarazo de alto riesgo
A continuación describimos algunas de los factores que con mayor frecuencia pueden provocar un embarazo de alto riesgo, y cómo prevenir su aparición o tratarlos para evitar complicaciones:
En caso de crecimiento intrauterino retardado en un embarazo anterior, se indaga la presencia de patologías que puedan causarlo, como la hipertensión arterial, afecciones del riñón, incremento o pérdida de peso excesiva, infecciones, tabaquismo y alcoholismo.
Ante infecciones de orina o bacteriana vaginal, se evalúa una muestra de orina o secreciones al inicio del embarazo para tratar el problema de forma adecuada.
La diabetes gestacional se ha de controlar mediante la medición de los niveles de glucosa (azúcar en sangre) de la embarazada entre las semanas 24 y 28 de embarazo, salvo antecedentes o edad materna mayor de 35 años, casos en los que se realizan controles desde el primer trimestre.
Ante el antecedente de una incompatibilidad de Rh madre-bebé: se analiza la sangre de ambos progenitores, con un seguimiento analítico y ecográfico durante el embarazo, y se vacuna a la gestante entre las semanas 26 y 28.
Bebé anterior con trastornos genéticos o malformaciones: se realiza análisis genético del bebé (aunque haya fallecido) y de ambos padres, antes de otro embarazo. En caso de que la mujer quede de nuevo embarazada espontáneamente, se realizan ecografías, toma de muestra de vellosidades coriónicas (biopsia corial) o amniocentesis, para ayudar a determinar las probabilidades de que las anomalías se repitan. En caso de que se trate de una gestación conseguida mediante técnicas de reproducción asistida, se recomendaría realizar DGP (diagnóstico genético preimplantacional) con selección embrionaria.